domingo, 15 de julio de 2007

Salmo 3


Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
"ya no lo protege Dios".

Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito invocando al Señor,
El me escucha desde su monte santo.

Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor.

Levántate, Señor;
sálvame, Dios mío:
tú golpeaste a mis enemigos en la mejilla,
rompiste los dientes de los malvados.

De ti, Señor, viene la salvación
y la bendición sobre tu pueblo

Nada te turbe


"Nada te turbe, nada te espante.
Todo se pasa. Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene, nada le falta.
Sólo Dios basta."

Santa Teresa de Jesús - 1515-1582